Tras la cruenta batalla de Lisboa, vuelven, las huestes del Escultor Daniel, abatidas y felices a la par, a los cuarteles de invierno de Augusta Emerita.
Han sido cuatro días con sus noches de batalla feroz, destacando los movimientos nocturnos de tropas. Casi ningún soldado ha podido dormir en su tienda de campaña debido a motivos de estrategia de la infantería. Ante la falta de disciplina, los generales han tratado de velar por la integridad y descanso de la tropa.
Observen el estado en el que han quedado las tropas:
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